Las políticas de conservación de carreteras son una eficaz herramienta para combatir el cambio climático
Conservar, modernizar y adaptar las carreteras a la movilidad del futuro significa progresar como sociedad: unas infraestructuras viarias bien conservadas garantizan el progreso socioeconómico, el desarrollo sostenible y la preservación del medioambiente. Así lo expresa el manifiesto hecho público hoy del Día Internacional de la Conservación de Carreteras.
Bajo el paraguas de los compromisos contra el cambio climático adquiridos en la Cumbre de París (COP 21), el Día Internacional de la Conservación de Carreteras (IRMD, por sus siglas en inglés) se presenta como una iniciativa global de sensibilización acerca de los efectos del mantenimiento vial sobre el medioambiente y, en concreto, sobre la contribución de la conservación de pavimentos sobre la emisión de CO2 procedente del transporte por carretera.
La Unión Europea (UE) ha establecido un paquete de medidas con legislación vinculante para garantizar el cumplimiento de los objetivos climáticos y de energía asumidos por la UE para 2020, entre los que se encuentra la reducción de las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) en un 20% respecto a los niveles de 1990.
Las emisiones procedentes del transporte representan casi una cuarta parte de las emisiones de gases de efecto invernadero de Europa y, a diferencia de otros sectores, no solo no han experimentado un descenso gradual sino que continúan siendo más elevadas que en 1990, año de referencia. Dentro del sector, el transporte por carretera es, con mucho, el mayor emisor y representa más del 70% de todas las emisiones de GEI del transporte en 2014.
Entre las medidas propuestas para revertir esta situación no se encuentra, sin embargo, una de las acciones más efectivas para reducir el consumo de combustible del transporte por carretera y sus emisiones derivadas: la adecuada conservación de las carreteras.
En este sentido, el manifiesto del Día Internacional de la Conservación de Carreteras señala la existencia de estudios independientes que determinan el aumento de las emisiones de los vehículos cuando circulan por pavimentos deteriorados. Entre ellos, destaca:
- el NCHRP Report 720 de la Transportation Research Board (TRB) que apunta que un turismo convencional puede incrementar el porcentaje de las emisiones de GEI hasta un 13% cuando circula por pavimentos con mala o muy mala regularidad superficial,
- el documento de posición de EAPA, EUPAVE y FEHRL donde se afirma que mejorar un tercio de la red viaria europea de máxima capacidad para el 2030 podría suponer un ahorro de 14 millones de toneladas de emisiones de CO2 y
- la tesis doctoral de Alberto Moral de la que se extrae que cada metro cuadrado de pavimento bien conservado puede evitar la emisión de hasta 2.350 kg de CO2 procedentes de los vehículos que por él circulan. O en otras palabras: cada kg de CO2 invertido en conservación evita la emisión de 36 kg de CO2 procedentes del transporte por carretera.
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