Los conductores españoles pierden hasta 17 horas en atascos

” Los conductores españoles perdieron una media de 17 horas en atascos durante 2014″, ha informado INRIX en su último informe anual de medición de tráfico. Con este registro, España mantiene la undécima posición en el ranking de países europeos más congestionados que encabeza Bélgica.

En España, la ciudad con mayor incremento porcentual anual en congestión viaria es Barcelona, cuyos conductores llegan a perder hasta 25 horas en atascos (10 más que en 2013). Por su parte, la vía más congestionada del país fue un tramo de 18,9 kilómetros de la carretera barcelonesa B-10, que causó hasta 27 horas de retraso a los conductores.

Madrid es la segunda ciudad española más congestionada, con un promedio de 22 horas anuales perdidas en atascos; seguida de Sevilla (18), Bilbao (16) y Zaragoza (12). De estas cinco ciudades mejoran la gestión circulatoria Madrid (con una hora menos de atascos que el año anterior), Bilbao (con 8 horas menos).

“El crecimiento económico y el aumento de los niveles de empleo en las ciudades más grandes de España ha incrementado los viajes por carretera y consecuentemente: los niveles de congestión”, justificó Bryan Mistele, Presidente de INRIX, en un comunicado emitido por dicha entidad. Sin embargo, datos ofrecidos por la consultora Audatex muestran que el rodaje medio por año y vehículo volvió a caer en 2014 (un 3,3% respecto al año precedente y un 20,9% desde 2008) consecuencia del progresivo envejecimiento del parque automovilístico español.

La carretera es el medio de transporte más empleado por los españoles, por ella circulan el 90% de los viajeros y el 87% de las mercancías que se mueven en el país. Sin embargo, las infraestructuras viarias españolas presentan un grado “deficiente” de conservación, según el Estudio sobre Necesidades de Conservación viaria 2014, y en línea con lo anterior: una carretera en mal estado genera incomodidad de conducción, influye negativamente en la fluidez del tráfico (lo que supone a su vez un incremento en el tiempo y coste de los desplazamientos) y acelera el envejecimiento del parque automovilístico (puede llegar a disminuir la vida útil de los vehículos hasta un 25%).